lunes, 17 de mayo de 2010

La "legitimación" de conductas en el cine y las teleseries

En días anteriores hemos hablado de algunos efectos que el cine y las teleseries ejercen sobre las audiencias: la manipulación de las emociones, la transferencia de personalidad, los cambios en la percepción de la realidad, la atribución de una “autoridad social” indebida, etc.
Hoy quiero hablar de un efecto social aún más importante que todos los mencionados: la función de legitimación que las ficciones audiovisuales ejercen en nuestra sociedad. En su libro "Theories of film", AndrewTudor define así este efecto sobre el público: “Es el efecto, más potente que los habitualmente descritos, por el que las películas justifican o legitiman creencias, actos e ideas”.

Hoy en día, el cine ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que hace sólo unos años provocaban el rechazo o la discrepancia moral de buena parte de la sociedad. Hoy, después de haberlos visto una y otra vez en filmes y teleseries, han pasado aser “normales”, legítimos. El cine les ha dado carta de naturaleza, ha establecido socialmente que son mucho más corrientes de lo que se piensa, que son plenamente válidos y, en todo caso, que deben verse como inevitables. Por eso invita al público a aceptarlos como “políticamente correctos”.

Entre otros comportamientos que afectan directamente a la familia y que el cine ha contribuido a legitimar, podrían señalarse:

La convivencia durante el noviazgo: en todas las teleseries juveniles, desde “Compañeros” y “Al salir de clase”, hasta “El internado”, “90-60-90” (fotograma de arriba) o la polémica TV movie “El pacto” (en la que siete adolescentes de 4º de ESO deciden quedarse embarazadas por solidaridad con otra alumna embarazada: así, engañando de paso a sus parejas –coniven con sus novios con la más plena naturalidad- llegan no sólo a banalizar el sexo, sino a justificar la maternidad por mero capricho, al margen de todo compromiso).

La justificación y exaltación de la homosexualidad, en cintas como “Brokeback Mountain”, “Philadelphia” o “La boda de mi mejor amigo”; y en teleseries como “Aquí no hay quien viva” o “Los hombres de Paco”.

La ruptura familiar como forma de liberación, y la infidelidad como realización personal. Entre otros filmes que idealizan y legitiman el adulterio, cabe destacar “Los puentes de Madison”; y entre las teleseries… casi todas.

La promoción del aborto, como alivio para la madre (¿?) y como modo de ejercer la medicina (¿?): como en “Las normas de la casa de la sidra”.

La legitimación de la eutanasia, con películas ideológicamente orientadas como “Million Dollar Baby” o “Mar adentro”; y, por supuesto, queda plenamente justificado en muchos diálogos de las teleseries actuales.

Ciertamente, el cine ha sido siempre una “fábrica de sueños”. En esos sueños (más o menos mediatizados por la narrativa audiovisual o cienmatográfica) nos proyectamos habitualmente y con ellos tratamos de configurar nuestras identidades. Por eso, porque es punto de referencia para nosotros mismos, el mundo audiovisual ha sido también comparado a un gran espejo. Pero hoy en día parece ser “un espejo distorsionado”, porque al mirarnos en él y buscar nuestro verdadero rostro, lo que vemos resulta ser bastante alejado de nuestra vida, de nuestros valores, de nuestra familia. Lo que esas imágenes autorizan a pensar y a actuar es asumido por los espectadores como algo legítimo, validado y plenamente aceptable en nuestras vidas.

6 comentarios:

  1. Hola a todos (por algo esto es público):
    Me gustaría comentar, acerca de "Million Dollar Baby", que no me parece justo igualar la eutanasia en una película y en otra como "Maradentro" (ni siquiera sé si se escribe así).
    Respecto a la segunda no voy a decir nada, no la he visto; pero respecto a la de Eastwood querría decir que el tratamiento ni de lejos es parecido.
    En esta película el personaje de Eastwood es un católico con sus pecados y virtudes, consulta el problema y sabe que si realiza la eutanasia comete un asesinato y, por lo tanto, condena su alma. Es en este punto donde la película me parece soberbia, el protagonista se condena (pues es creyente) y lo sabe, de ahí las escenas finales. Su sacrificio, la pérdida de su alma, su salvación, es enorme y consciente. Sabe que cargará con ese pecado y no sabe si Dios se lo perdonará, "muere" con ella. Es el mayor sacrificio que puede realizar un creyente.
    Se puede estar de acuerdo o no con su acción, desde luego un católico, y él lo es, sabe que ese es un pecado terrible.
    En fín, así es como yo lo entendí. Yo no lo podría hacer.
    Un saludo, me encanta este blog.

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  2. Santiago Rodríguez Bajón18 mayo, 2010 13:38

    Me ha gustado loque escribes sobre la legitimación de conductas en el cine. Qué gran verdad. Además, me parece muy potente la forma de denominar el fenómeno.

    Hace tiempo había oído tesis similares en otros foros, pero el tal Andrew que citas lo señala mejor. Es difícil hoy en día no “pensar” con una película como modelo.

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  3. Pues tienes mucha razón. Me parece que se le hace demasiado caso a los medios. Quizá el motivo de la normalización de las anormalidades es la falta de capacidad crítica. La verdad es que ante la avalancha de información, ocio, espectáculo y hobbies, queda poco tiempo para pensar y te pueden colar muchos goles... me gusta tu blog, ayuda a pensar... ¡Enhorabuena!

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  4. Josefina López del Moral18 mayo, 2010 17:03

    TOTALMENTE DE ACUERDO CON LO QUE REFLEJAS EN TU ARGUMENTO. DE AHÍ LA NECESIDAD DE HACER UN BUEN CINE, UNAS BUENAS TELESERIES, ECT. QUE REFLEJEN LA REALIDAD, LA BUENA REALIDAD DE LOS VALORES NOBLES DEL SER HUMANO. Y TAMBIÉN QUE LA SOCIEDAD SE ACOSTUMBRE A VERLOS COMO NORMALES QUE SON, Y BUENOS PARA LAS PERSONAS; VALORES QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO: LA LEY NATURAL, EL DESEO DE HACER EL BIEN, ETC.

    UN SALUDO Y MIS FELICITACIONES POR LO QUE HACES. JOSEFINA.

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  5. Miguel Ángel Montijano18 mayo, 2010 17:18

    Muchas gracias, Alfonso, por tu envíos: son temas bien planteados y de mucha realidad. Suponen una gran ayuda para todos, especialmente a las familias.

    Enhorabuena. Un abrazo.

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  6. Faustino Bermejo18 mayo, 2010 18:07

    Me parece muy interesante y actual, porque los jóvenes no son conscientes de lo mucho que les afectan las películas o las teleseries. ¡Ni los jóvenes ni los mayores! Todos encontramos ahí nuestros patrones de comportamiento.

    Enhorabuena por esta iniciativa. suelo leer tu blog con frecuencia.

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