viernes, 28 de mayo de 2010

La Virgen tras la Resurrección: Madre de la Iglesia, Reina de los Apóstoles

Cierro hoy la trilogía mariana que he desarrollado esta semana con la miniserie “Jesús y su plasmación de algunas invocaciones a la Virgen. Dos escenas de aquella cinta nos han servido para verla como Madre de los cristianos (las bodas de Caná) y Madre de Cristo (Muerte y Sepultura de su hijo). La secuencia que hoy he escogido (la aparición de Cristo a los Apóstoles) nos ayudará a verla como Madre de la Iglesia y como Reina de los Apóstoles.

Todas las películas que han recogido este pasaje, muestran a los once Apóstoles timoratos, indecisos, sin convicción alguna. Les falta la gracia y el empuje –la Fe sobrenatural– que el Señor, primero, y el Espíritu Santo, en Pentecostés, les traerán a raudales para iniciar la misión de la Iglesia. El pasaje que os adjunto comienza justo después del encuentro de Jesús con María Magadalena. Llena de Fe y de una alegría desbordante, corre a decírselo a los discípulos, pero ellos no le creen...

Hasta aquí, como en los Evangelios. Pero hay una novedad en esta secuencia: con los Apóstoles está la Virgen, Madre de la Iglesia. Y su presencia (como señalaba Pilar Urbano en un comentario publicado en este blog) eleva el ánimo de esos hombres apocados, disipa sus dudas y temores, y les prepara para creer. Así prende en ellos el deseo de ver a Jesús... Y entonces, Jesús aparece.

Esto pudo haber ocurrido de muchas otras maneras. De hecho, una antiquísima tradición (San Efrén cita un pasaje de Tácito, del siglo II) asegura que Jesús se apareció primero a su Madre antes que a la Magdalena, y muchos Padres de la Iglesia lo han ratificado también. Parece lógico que así fuera. Pero, en todo caso, esta preciosa versión fílmica de la aparición de Jesús resucitado a sus discípulos, nos da la medida del amor de la Virgen a los primeros cristianos, y la realidad de su título como "Reina de los Apóstoles" y “Madre de la Iglesia”. En el fotograma de arriba, la vemos tratando de convencer al incrédulo Tomás, ante la mirada desconcertada de Pedro.

(Nota: La invocación a María como Reina de los Apóstoles figuró en las letanías del Santo Rosario desde los comienzos de esa oración; el título de Madre de la Iglesia, declarado por el Papa Benedicto XIV en 1748, fue incorporado al Santo Rosario por Pablo VI poco después del Vaticano II, y Juan Pablo II ha sido uno de sus máximos propagadores).

5 comentarios:

  1. Hola, Alfonso:

    He recibido la invitación a tu blog a través de mi amiga Josefina. Me gustaría hacerte un comentario que siempre rondó por mi cabeza: ¿Es posible que no fuera María, madre de Jesús, la primera en ver vivo a su Hijo tras su Resurrección? No habría sido justo.

    Por cierto, hace ya algún tiempo que vi la película y recuerdo que estaba muy bien. Aporta una perspectiva de las cosas un tanto diferente a la que suele tenerse.

    Un cordial saludo.

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  2. Hola, Mari Tere, bienvenida al blog. Espero que ya no lo dejes.

    En efecto, lo justo y lo que todos los cristianos piadosos han supuesto es que Jesús fue primero a encontrarse con su Madre: ¡cómo estaría Ella esperando este encuentro!

    Pero esta versión, que es también acorde con los Evangelios, muestra cómo la Virgen ayuda a los Apóstoles a creer: es Madre, es Intercesora, es Camino para la Fe.

    Sencillamente, me gusta, porque la veo como Madre de la Iglesia. Algo de lo que no hay muchas evidencias en la Escritura, pero sí en el corazón de todos los cristianos.

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  3. Josefina López del Moral07 junio, 2010 12:01

    Hay algo que me llama la atención en lo referente a las apariciones de Jesús resucitado y el orden de los acontecimientos. No sé si mi reflexión es acertada, y agradeceré que me corrijas, por favor, si no es así. La Virgen creía en la palabra de Jesús, luego sabía que se cumpliría su palabra de resucitar al tercer día. Jesús estaba en constante comunicación con su Madre. Y María se queda con los apóstoles, para que no se dispersen, ni estén asustados. Esa es la nueva misión que recibe desde la Cruz antes de que su Hijo fallezca, porque es la Madre de la Iglesia naciente.

    Por eso siempre me ha llamado la atención leer en los Evangelios que en todas las apariciones de Jesús, al principio ninguno lo reconoce. Sólo cuando Él pronuncia alguna palabra o realiza alguna acción que tenga relación con ellos. A María Magdalena le dice su nombre; a los discípulos de Meaux, que lo abandonaban por no creer en Él (a pesar de que algunas mujeres les han dicho que Jesús vive), después de mucho hablar con el Señor, solo lo reconocen al partir el pan, y desaparece. Así en casi todos los casos, hasta que se les aparece a todos reunidos en el cenáculo.

    ¿Cómo es posible que no crean, si con ellos estaba la Virgen?

    Gracias por tu tiempo. Espero tu respuesta.

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  4. Respecto a lo segundo estás en lo cierto: como dices " La Virgen creía en la palabra de Jesús, luego sabía que se cumpliría su palabra de resucitar al tercer día". Pero los Apóstoles, dispersos, no acaban de creer, aunque oigan el relato de María Magdalena y, después, el relato de los que vienen de Emaús; no creen, hasta que se les aparece el propio Cristo. Esto es lo que nos dicen los Evangelios.

    Esta película, "Jesús" (1999), supone que la Virgen está con ellos cuando el Señor se aparece, y casi sugiere que es una sorpresa para Ella, pero no debió de ser así. Si estaba con ellos (cosa discutible, aunque posible), les hablaría de su Fe en que Cristo había ya resucitado –como predijo- y que pronto le verían.

    Lo cierto es que la Virgen creía en las palabras de su Hijo. Creía que iba a resucitar. Por eso la Iglesia le llama “Virgen fiel”, y por eso le dedica justamente el sábado para honrarla: porque ese es el día en que Ella tuvo fe: es la única persona que mantuvo viva la Fe en la Iglesia el día que medió entre la Cruz (Viernes ) y la Resurrección (Domingo). Por eso todos los cristianos debemos intentar honrarla precisamente el sábado.

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  5. Josefina López del Moral08 junio, 2010 13:31

    Es precioso los que has escrito, como aclaración a mi pregunta.

    No sé cómo lo haces, pero hablando de cine me das luz y claridad de ideas en lo que se refiere a Dios. Gracias infinitas.

    Un saludo. Josefina

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